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La sana competencia en cualquier tipo de mercado se enmarca dentro de los parámetros que buscan establecer los tipos de oferta y demanda, dependiendo del ámbito en el que se encuentren las relaciones comerciales.
En el contexto de las empresas dedicadas al estudio científico de la vida, su evolución, su naturaleza y los métodos científicos aplicados. La legislación antimonopolio se ha visto reforzada debido a la expansión de empresas dedicadas a la promoción e innovación de sistemas que estudian la vida.
La premisa del libre mercado a veces queda solo en teoría, por lo que es necesaria la implantación de plataformas que proporcionen seguridad jurídica para la expansión de estas empresas.
En Estados Unidos, este sistema de protección está más avanzado que en otros países, ya que el sistema coercitivo de la ley está mucho mejor implementado. El derecho penal y administrativo estadounidense se ha encargado de proporcionar seguridad jurídica a este tipo de empresas.
El intercambio de información entre estas empresas ha provocado un aumento de la competencia desleal, lo que ha dado lugar a la creación de nuevas leyes antimonopolio, al menos en Occidente, que satisfacen los intereses de las empresas dedicadas al estudio de la vida humana, es decir, empresas farmacéuticas, hospitales, centros de investigación de enfermedades; en las que los esfuerzos se centran en mejorar el estilo de vida, no en empeorarlo.
El monopolio de la ciencia trae consigo la evaluación de las políticas que deben implementarse en la gestión de las competencias y relaciones de consumo de las empresas dedicadas al estudio de la vida.
La legislación global debe adaptarse a la evaluación de los sistemas de mercado en este campo y las sanciones correspondientes deben aplicarse de acuerdo con la ley.